Una de las curiosidades de la madre
naturaleza se manifiesta en el vuelo de los gansos en formación de “V”. El
ritual de vuelo de estos animales ha dejado a los estudiosos muy interesantes
lecciones sobre el trabajo en equipo. Y una de las lecciones es sobre la
conveniencia de que haya rotación periódica dentro de los equipos. El líder de
la bandada cada cierto tiempo rota, dejando su lugar a otro líder, y pasando él
a ocupar otra posición dentro del la uve.
Las organizaciones más exitosas del
mundo han descubierto que esta técnica, aplicada a las jefaturas dentro de la
estructura jerárquica, trae también diversos beneficios, que comienzan a ser
obvios casi de inmediato luego del movimiento.
El ciclo de rotación varía según el
tipo de organización que lo aplique, pero algunos expertos en administración
recomiendan que éste no sobrepase los cinco años.
La rotación de puestos –no sólo de
jefaturas sino también del personal de nivel de mandos medios para abajo—debe
darse, obviamente, de manera técnica y organizada y, muy importante, siguiendo
una evaluación situacional.
Aunque la tendencia de las “500
Empresas de la Fortune” apunta a que en su mayoría esos movimientos traen más
beneficios que perjuicios, también es cierto que en algunos casos, si no es
manejada situacionalmente, es decir viendo cada caso en particular, puede
generar “efecto búmerang”.
Sin embargo, todos concuerdan en que
los beneficios superan con creces la momentánea inestabilidad que se da luego de
la rotación. Para el personal operativo, la rotación significa generalmente la
oportunidad de conocer nuevos puestos, ampliar su perspectiva y volverse más
polifuncionales –lo que los afianza más en la organización.
La rotación en puestos de jefaturas responde
a la necesidad de remozar ambas perspectivas: la del jefe y la del equipo
humano que dirigía. Es un hecho que las personas –al cabo del tiempo—llegan a
plegarse a la rutina, y que ello podría impulsarlos a un modelo de
comportamiento conformista, menos creativo, poco innovador.
Paralelamente, el jefe llega a formar
en algunas ocasiones lazos de relación que por su intensidad podrían resultar
inconvenientes para los intereses del equipo y de la empresa. Al darse la
rotación, tanto el jefe como la organización tienen la oportunidad de
aprovechar la experiencia acumulada en otro equipo o en otro proyecto, al
tiempo que se inyecta en el funcionario un cúmulo de nuevas expectativas y
buenos propósitos.
Es importante rescatar que la
rotación en las grandes organizaciones no se ve como un castigo para nadie, ni
se da porque el jefe sea inadecuado en su puesto o en su gestión. Si es malo,
simplemente no funciona dentro de la organización, y mal haría la
administración en asignar a ese jefe la dirección de otra unidad, pues sólo
habría “trasladado el problema”.
Por el contrario, la rotación busca
aprovechar la sabiduría acumulada, la buena trayectoria y el entusiasmo del
líder, para desarrollar a otro equipo o impactar el rendimiento de otra unidad
productiva que tal vez adolecía de ese tipo de energía.
La práctica de la rotación periódica
de puestos toma auge en el mundo corporativo. Es parte de esa mentalidad
evolutiva de los nuevos modelos de administración. Ha probado ser exitosa ya en
numerosas empresas, y a la larga, traerá renovados bríos y retos a las
jefaturas, a los equipos humanos y a las organizaciones.
Fuente: www.todosobreventas.com