1. Tiene una fuerte y saludable
autoestima: El éxito de un vendedor está
intrínsecamente relacionado con lo que él piense de sí mismo. Una autoestima
saludable generalmente significará una persona que luchará por alcanzar sus
metas.
2. Es positivo y optimista: El positivismo va estrechamente ligado
con una buena actitud. El ser optimista se relaciona con lo que él cree que
puede llegar a ser y a lograr.
3. Es consciente de su “empaque”: Sabe que los clientes se harán una
primera imagen de él dependiendo de su “empaque externo”. Por eso demuestra
respeto por sus interlocutores presentándose de manera adecuada.
4. Se considera y se comporta como un
profesional: No ve las ventas como una ocupación
pasajera, sino que las visualiza como toda una profesión, en la cual
probablemente estará el resto de su vida.
5. Es experto en su producto: Sabe que el 50 por ciento de su éxito
como vendedor dependerá de cuán bien conozca lo que vende.
6. Actualiza y pule constantemente sus
técnicas: Nunca improvisa. Sabe que las técnicas
cambian, y por eso se preocupa por mantenerse lo más actualizado posible en sus
técnicas de ventas.
7. Es fuertemente orientado a los
resultados: Entiende bien que el proceso es clave
para lograr resultados, pero mantiene en mente siempre lo que quiere lograr.
8. Maneja una sana ambición por ganar
bien: Tiene una sana visión de lo que
representa el dinero, y se siente a gusto aspirando a ganar más constantemente.
Por eso se pone sus propias metas de ventas.
9. Es un excelente comunicador: Sabe que la palabra es al vendedor lo
que el instrumento al músico. Cuida mucho su vocabulario y su forma de
escribir. Se esfuerza por escuchar al cliente.
10. Presenta una fuerte orientación
hacia la proactividad: El vendedor profesional genera sus
propias acciones. Puede trabajar sin supervisión cercana y aún así cumple con
sus tareas.