Domènec Biosca Vidal, presidente de la
Asociación de Expertos en Empresas Turísticas y de la Asociación de Directivos
de Empresas Turísticas en España, publica en la revista Hosteltur de septiembre
del año 2000 “Los 25 enemigos del éxito de un restaurante”. El autor plantea que
en la actualidad los restaurantes han logrado, en sentido general, ofrecer un
servicio de calidad, con variedad y buen precio, por lo que en el siglo XXI
habrá que diferenciarse dando a los clientes “algo más”, lo que consistirá en
mejorar la calidad de los detalles en cuanto a los servicios y atenciones. A
continuación se exponen los 25 enemigos más habituales, que dificultan que en
un restaurante el cliente perciba este “algo más”:
La falta de nivel
cultural de los empleados y mandos.
La falta de apoyo
de la dirección o de los mandos intermedios en la calidad de los detalles.
La existencia de
prepotencias en los estilos de dirección.
La existencia de
actitudes negativas entre los empleados.
La existencia de
departamentismo entre cocina y comedor.
La falta de
cultura de empresa, escrita y pública que facilita que cada empleado haga lo
que quiere.
La existencia de
resistencia al cambio por las estructuras y mentes rígidas.
La existencia de
graves tensiones salariales.
La existencia de
desigualdades salariales a iguales esfuerzos y éxitos.
La falta de
tiempo real para poner en práctica el Programa de Calidad.
La falta real de
medios (personal o materiales).
La posible
“cultura española” que confunde Servicio con Servilismo.
La existencia de
miedo al error por las “broncas” de los jefes.
La existencia de
experiencias anteriores negativas. Se empezó un programa de calidad y se
abandonó.
Por
desconocimiento de las necesidades y grado de exigencia del cliente.
Por comodidad y
rutina.
Por falta de
información de las consecuencias de cada conducta negativa.
Por falta de
agilidad en las respuestas a las solicitudes de los clientes y de los
empleados.
Por existir un
estilo de dirección no participativa.
Por predominar la
búsqueda de culpables.
Cuando el cliente
no exige y el personal se abandona.
Cuando el clima
interno, entre empleados, está crispado.
Cuando se
efectuaron promociones internas mal hechas.
Cuando el
esfuerzo del personal no se recompensa.
Cuando los
empleados mediocres y cómodos no son sancionados.