¿Dónde está la diferencia?

En el mundo de la restauración, para todo empresario, la pregunta del día es dónde está la diferencia entre su restaurante y otro con el mismo nivel de confort para ser seleccionado por el cliente.  Esto se puede argumentar con algunos elementos como la relación calidad – precio, la profesionalidad y tipo de servicio, la ubicación, la categoría, etc., pero sin embargo, hoy, hay un factor que está influyendo considerablemente en la decisión de seleccionar un sitio para el disfrute: el ambiente de las relaciones humanas de los clientes internos entre sí y de estos con los clientes externos, enfocados todos hacia un mismo objetivo: brindar un servicio de calidad.

Sobre este tema mucho se ha escrito e incluso se ha investigado. La teoría de las Relaciones Humanas, también denominada Escuela Humanística de la Administración, tiene sus antecedentes en los Estados Unidos a partir del estudio desarrollado por Elton Mayo y sus colaboradores a raíz de los resultados obtenidos en el experimento de Hawthorne1. Así como también, en la actualidad se habla de temas como la inteligencia emocional que es un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de un individuo, sus reacciones, estados mentales, etc., y que puede definirse  como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejarlas adecuadamente.

Las relaciones humanas en cualquier contexto tienen como soporte básico la comunicación. Si facilitamos los mecanismos para que se produzca de forma natural y, además, hacemos que esta comunicación se desarrolle en la organización en un clima ético y de libertad, habremos dado el primer y más importante paso de cuantas actividades se nos presentan en el mundo empresarial.

¿Cómo lograrlo?

Para brindar un servicio a la altura de lo que el cliente demanda, pues su objetivo es satisfacer una necesidad y el empresario vender una experiencia, se deben crear las condiciones necesarias para que esa oferta no se vea afectada. Y en ello juegan un papel importante los elementos del ciclo logístico  y que en él no se alteren.

1.    Que los proveedores cumplan con calidad y en tiempo los plazos de entrega de los pedidos
2.    Que los pagos a estos no se incumplan
3.    Que la recepción y almacenaje de los productos directos o indirectos se realicen eficientemente, en el tiempo y la temperatura adecuada.
4.    Que el personal de la cocina elabore y decore los productos de acuerdo a las fichas técnicas de cada plato y en un tiempo prudente para que la espera no sea larga.
5.    Que el cliente reciba una “acogida” deslumbrante
6.    Que el dependiente conozca el método de elaboración, tipo y tiempo de cocción de los alimentos  para ayudar a programar la estancia del cliente.
7.    Que el cliente disfrute la orden solicitada y sean satisfechas sus demandas con relación a esta.
8. Que los inventarios sean controlados periódicamente, para determinar las necesidades de abastecimiento.
9.    Que la administración aprenda a escuchar a sus recursos humanos.

Ahora, bien. Quiénes garantizan que este ciclo logístico no se altere


Si creamos un ambiente de confianza interno, un clima laboral de trabajo en equipo; externamente triunfaremos.

En la medida en que se cree un ambiente de relaciones seguras entre proveedores y compradores, pues se les compra con frecuencia, se les paga en tiempo, se establecen mecanismos de comunicación directa, e incluso se promueve el intercambio con el personal que directamente emplea los productos que les son suministrados y estos expresan sus opiniones sobre la calidad de los mismos, así como también ante la demanda de un producto agotado se tiene la respuesta inmediata de este, se están cumplimentando los tres primeros eslabones de la cadena.

Si el personal de servicio (dependientes y cocinero) se compenetran profesionalmente y crean un clima de intercambio diario con relación a los platos que se ofertan, teniendo en cuenta los gustos, apetencias e inapetencias de quienes los degustan (eslabones 4 y 6) permitirán que el eslabón 7 se cumpla.

Si el cliente expresa sus opiniones sobre el servicio, calidad – precio, gustos y realiza las sugerencias que considere necesarias, se tiene para el negocio un apóstol. Respetando sus inquietudes y dentro de lo posible cumplimentándolas, se asegura que el servicio se personalice y personalizar indica ganar, porque el cliente no vacilará en pagar por lo que está recibiendo.

Si cumplimos el periodo establecido, y se es más atrevido, se cumple, siempre que sea posible el eslabón 8 y se determinan las necesidades de abastecimiento, no se corre el riesgo de usar la palabra NO, porque se tendrán soluciones rápidas a posibles situaciones de agotamiento de productos.

Si el eslabón 9, uno de los más importantes, se materializa y el trabajador se siente en la libertad de expresar ideas, sugerencias, de proponer cambios, porque es quien más cerca está del cliente (y a quien, primero, éste le manifesta sus inquietudes y ve materializada sus propuestas), su ego se eleva y sus deseos de trabajar se multiplican; que al final se van a manifestar en el servicio, porque son dependientes y cocineros quienes dan el acabado a la intangible satisfacción.

Un ambiente laboral donde el personal de servicio intervenga en la estructura y diseño del servicio (platos a ofertar, tipo de servicio, precios, libertad para sugerir, añadir o eliminar ingredientes de acuerdo a gustos, para estimular a clientes por su consumo, repitencia, etc.), donde ese personal aplique la filosofía de “mi trabajo es usted y por usted trabajo”, donde se respire un aire de compañerismo y unidad, donde el robotismo y el mecanicismo no existan, serán factores de éxito para el restaurante.

Hay que crear en el trabajador una actitud positiva, que se manifieste en tener confianza de sí mismo, paciencia, humildad, ser comprensivo, empático, simpático, que sobrepase las expectativas del cliente y que influya en los demás trabajadores que apoyan su trabajo.

Mostrar siempre una buena sonrisa es sinónimo de bienestar, pero si nuestro entorno no es el adecuado, si los estados de ánimo y las relaciones con nuestros compañeros no son las mejores, esto será imposible.

Para que el trabajador de contacto pueda trasmitir todo esto es necesario que todos los trabajadores tengan la misma actitud y que comprendan que su trabajo es el cliente, o sea, la satisfacción al cliente. Es responsabilidad de la administración garantizar un clima laboral adecuado, donde la comunicación sea el ingrediente principal a todas las preparaciones.

¿Cómo influyen las Escuelas de Hotelería en esto?

Las Escuelas de Hotelería y Turismo no solo se adscriben al hecho de formar en la parte técnica; cada día este sistema se va perfeccionando y va adquiriendo mayor experiencia en el campo de los Recursos Humanos. Fundamentalmente en el área de Servicios Gastronómicos y Cocina, que es la que nos ocupa, nuestros profesores han ido vinculando a la práctica temas como los de la ética, normas de conducta, trabajo en equipo, colaboración entre compañeros que se ven materializados en la labor que ellos desempeñan cuando ofrecen sus servicios en las distintas instalaciones hoteleras y extrahoteleras como parte de su práctica pre – profesional. Además de, que para esta formación, y atendiendo a la necesidad de entregar a la sociedad profesionales integrales, comprometidos con su entorno, con su cultura, con su historia, en el principio de que el cliente es la persona más importante, de la que aprendemos en cada encuentro, se han insertado dentro de los planes de estudios asignaturas que complementan esta formación y que aseguran que, además de que técnica y artísticamente brindemos el mejor servicio, humana y socialmente comprendamos que trabajamos para personas como nosotros, con sentimientos, valores, principios y que cuando vienen a nosotros no solo buscan el sabor de los alimentos que les ofertamos, sino atención, el sentirse importantes para nosotros.

Aunque lo lujoso del local, el uniforme, la belleza física de quienes nos atienden siempre va a influir en la selección, lo más importante es que se respire unidad entre todos, que se sepan ayudar, que se valoren a quienes también contribuyen anónimamente a que se pueda brindar un servicio, con pocos recursos, agradable, disfrutable y que invite al retorno. Muchos asocian la calidad a la abundancia de recursos, sin embargo, quien viene a un hotel requiere cortesía, amabilidad, sentirse ayudado y seguridad, y nada de ello necesita dinero2

Fuentes




1 Articulo Relaciones Humanas. http://www.monografías.com/turismo
2 Entrevista realizada a Yolanda Penado Moreno, Directora de Calidad en la cadena Meliá en Cuba. http://www.tribuna.islagrande.cu/mujeres/turismo
3 Consultas realizadas a Msc Ing. Digna Teresita Zamora Tabares, Lic. Ana María Rodríguez, y Lic. Ania Alemañiz  profesoras principales del departamento de Gestión de las EHT Playas del Este y La Habana respectivamente.